La CDLE se alberga en un inmueble de principios del siglo XX catalogado como patrimonio artístico por el Instituto Nacional de Bellas Artes. En su origen fue de uso habitacional, pero con el paso del tiempo ha tenido múltiples usos, desde sede de libreros mexicanos hasta club de giro negro. Todo ello le concede personalidad al lugar y hace que sea único. Tal como sucede con una persona, el edificio adquiere su carácter por sus propias experiencias.
Esta intervención no pretende borrar la esencia del lugar sino ser un capítulo más en la historia de esta construcción. Mediante una serie de modificaciones creamos espacios flexibles que responden a los requerimientos de los tres diferentes órganos de gobierno que ahora aloja el edificio. La idea detrás de la CDLE fue aprovechar lo existente, no adaptarlo sino simplemente utilizar todos los elementos para crear sin construir, en una determinación que prácticamente va contra la supuesta labor del arquitecto.
En este proyecto, la austeridad nos llevó a enfocar los recursos disponibles en llevar a cabo acciones contundentes que evidenciaran el paso del tiempo —algo imposible de imitar al construir—, así como explorar posibilidades con base en el espacio no construido —el vacío— para proponer un patio central que articula los espacios y permite que los usuarios se apropien del lugar.
Mario Pliego, Eliud Martinez, Norma Contreras, Didier Lopez
Mario Pliego, Eliud Martinez, Norma Contreras, Didier Lopez
Ariel Rojo
Perigonal
Colectivo A | Heriberto Maldonado, Alfonso Baez
Moritz Bernoully, Jaime Navarro, Luis Young
2,330 m2