Partiendo de la idea de positivo y negativo —masa y vacío—, desarrollamos las oficinas de la CDLE para una de las instituciones que se aloja en este conjunto. El uso del vacío se basa en la idea de crear una relación con la naturaleza en nuestros proyectos, pensamiento que hemos desarrollado en el estudio con el paso del tiempo. Creemos que este vínculo permite que la arquitectura forme parte de un lugar y se arraigue en su contexto.
Al mismo tiempo, la riqueza de texturas que nos daba la preexistencia —la masa— nos llevó a optimizar todos los recursos y buscar soluciones sencillas que enriquecieron el espacio a bajo costo, debido al presupuesto limitado con el que contábamos. El resultado es una construcción que resalta la temporalidad de los elementos, en la que lo nuevo contrasta armónicamente con lo existente y la materialidad responde a las necesidades de los espacios de trabajo.
La intervención acentúa el peso de la materia existente y a la vez impone la ligereza del amplio y sobrio jardín, para crear un diálogo respetuoso entre ambos elementos y permitir que entre los dos se haga presente un silencio, una pausa que invita a los usuarios a apropiarse del lugar.
Mario Pliego, Eliud Martinez, Norma Contreras, Didier Lopez
PAAR | Carlos A. Ríos, Paola López
Ariel Rojo
Perigonal
Colectivo A | Heriberto Maldonado, Alfonso Baez
Moritz Bernoully, Jaime Navarro, Luis Young
2,330 m2